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"Personas sordas diversas, iguales en derechos"

MANIFIESTO DE LA CNSE. Día Internacional de las Personas Sordas 2014.

21/10/2014

Las personas sordas somos diversas. Diferentes entre sí. Pero todas queremos vivir en una sociedad que nos respete.

Al igual que ocurre con el resto de la población, entre las personas sordas hay niñas, niños, jóvenes, mayores, inmigrantes, mujeres, hombres, lesbianas, gays, trabajadoras y trabajadores, personas en situación de desempleo, con discapacidades añadidas, con creencias de todo tipo…Todas y cada una de ellas, con sus demandas concretas. Todas y cada una de ellas, iguales en derechos.

En este Día Internacional de las Personas Sordas, la CNSE y sus federaciones y asociaciones queremos recordar que la diversidad, lejos de ser una amenaza, es un factor de progreso.  La diferencia no nos define ni limita; nos enriquece. Porque en cuestión de personas sordas, todo es complementario. Todo suma.

Si tenemos que elegir, elijamos combatir el desconocimiento, la falta de voluntad o los prejuicios sobre las personas sordas en general y, sobre las lenguas de signos y quienes las utilizamos. Elijamos el derecho a elegir todo aquello que favorezca el empoderamiento y la inclusión de cualquier persona sorda en la sociedad.

Da igual cual sea nuestra edad, lugar de origen, circunstancia o condición; da igual si tenemos mayor o menor audición; da igual si nos comunicamos en lengua de signos o no, si tenemos un mejor o peor dominio de la lengua oral; da igual si utilizamos o no audífonos, implantes cocleares y cualquier otro recurso técnico; da igual si somos más o somos menos.  Los derechos humanos no son cuestión de números o de porcentajes. Todas las personas sordas debemos tener las mismas oportunidades, sin distinción.

Reivindicamos:

-      El acceso a la información y la comunicación de acuerdo a las necesidades y diversidad comunicativa de las personas sordas.

-      Disponer de servicios de interpretación y videointerpretación en lengua de signos, con calidad, que sean gratuitos, y cubran todos los ámbitos de la vida.

-      El derecho a contar con servicios de emergencia, teleasistencia y servicios de atención adaptados a las características comunicativas de las personas sordas.

-      Una atención temprana integral, que cuente con la lengua de signos, para las niñas y los niños sordos.

-      Que no exista discriminación económica en el uso de ayudas técnicas o tecnológicas para la audición. Ninguna persona sorda debería verse en la obligación de dejar de utilizar un audífono o implante coclear por motivos económicos. De la misma manera, ninguna instancia médica o autoridad puede imponer a una familia con hijos sordos que les sometan a una intervención quirúrgica para ponerles implantes cocleares.

-      Programas de atención a familias de personas sordas que atiendan todas sus necesidades, que sean abiertos y respetuosos con las diferentes opciones comunicativas y educativas.

-      Cualquier familia con hijas o hijos sordos debe poder optar también a un modelo educativo integral, donde en cuestión de lenguas, se trabaje tanto con la lengua oral como con la lengua de signos.

-      Las personas sordas debemos tener la oportunidad de estudiar lenguas extranjeras, favoreciéndose la accesibilidad tanto en los propios centros educativos como en las escuelas de idiomas o en las academias privadas, adaptándose el currículo cuando sea necesario, y sin que posibles dificultades en expresión y comprensión oral supongan un obstáculo tanto para su aprendizaje, como para la obtención de la titulación o certificación de estos conocimientos.

-      Una educación y una formación sin barreras, con intérpretes de lengua de signos y las adaptaciones técnicas necesarias. El alumnado sordo se enfrenta a un continuo riesgo de exclusión educativa y laboral, al no contar con intérpretes durante sus clases de instituto o universidad, o no cubrir éstos el total de sus horas lectivas. Una situación claramente discriminatoria que se repite en academias, cursos de formación para el empleo, o al preparar una oposición, y que obliga a muchos de estos alumnos a pagarlo de su propio bolsillo, y por tanto, a asumir un gasto extra por el hecho de ser una persona sorda.

-      El derecho a un empleo digno, también en empresas ordinarias, sin encasillamientos por ser personas sordas.

-      Poder participar en la vida social, política y cultural del país; disfrutar de espacios de ocio y arte inclusivos también en lengua de signos; y disfrutar de una televisión plenamente accesible con subtítulos de calidad y con horas de emisión en lengua de signos dentro de la programación.

 

Las personas sordas somos diversas. Valiosas y dignas tal y como somos. Personas sordas con las mismas oportunidades. Personas sordas iguales en derechos.

 

 

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